domingo, 16 de agosto de 2009

Las aguas pluviales: ¿un problema o una oportunidad?

Parlamento de Colonias

El Valle de Atemajac registra lluvias de aproximadamente 300 mil millones de metros cúbicos al año.Año con año somos testigos de cómo durante el temporal de lluvias las calles de Guadalajara se convierten en ríos de agua que arrastran todo lo que encuentran a su paso, cómo algunos carros son rebasados por los grandes escurrimientos, las casas se inundan por los flujos de aguas que entran de la calles y los que salen por los escusados y las coladeras, los pavimentos son dañados, y podemos seguir citando más daños. Se pudiera pensar que esta situación caótica es aislada y poco frecuente, pero lo triste del asunto es que ya tiene mucho tiempo, y se repite año con año.

La pregunta que se hacen muchos ciudadanos es: ¿por qué no se aprovecha tanta agua? Y enseguida se desprenden otros cuestionamientos: ¿por qué permitimos que el agua de lluvia con una calidad aceptable se mezcle con aguas negras? Y aunado a esto ¿por qué nos damos el lujo de no aprovechar tan importante cantidad de agua y a la vez gastar tanto dinero en estudios para ver la posibilidad de construir una mega presa en un lugar tan contaminado como es el río Santiago y obtener aguas de dudosa calidad?

Para entender el asunto tenemos que conocer algunos aspectos importantes. La ciudad se encuentra en un valle o que técnicamente se conoce como cuenca del Valle de Atemajac, que se comporta como una gran vasija con una extensión de más de 30 mil hectáreas, la cual es ligeramente plana y permite cierta retención de agua. Además, su suelo tiene una capacidad de absorción muy satisfactoria, que se considera como el principal punto de captación y almacenamiento natural de agua de lluvia. Por otro lado se tiene una precipitación media anual de 897 milímetros (casi un metro de altura por un metro cuadrado), considerándose como “lluvias suficientes” según la Organización Meteorológica Mundial. Oficialmente el temporal empieza a mediados de mayo y termina a mediados de octubre, teniendo una duración aproximada de cinco meses. Con tales características nuestra ciudad se convierte en un centro urbano que potencialmente puede captar un volumen importante de agua que coadyuve a la satisfacción de la demanda del vital líquido tanto en el presente como en el futuro. Actualmente se precipitan en el Valle de Atemajac aproximadamente 300 mil millones de metros cúbicos al año, este volumen es equivalente a la cantidad de agua que se suministra a Guadalajara. Esta cantidad de agua de lluvia una parte se infiltra, otra se evapora, otra se queda en las plantas y en las superficies de las áreas de captación. Pero sin embargo, todavía queda un flujo de agua considerable que no se aprovecha, y sí causa severos daños a la población.

Otra situación a considerar es que la capacidad del drenaje de la ciudad es insuficiente para desalojar los escurrimientos pluviales combinados. La construcción de la actual red de colectores fue construida sin planeación, esto es, no se previó que los colectores tuvieran la suficiente capacidad para desalojar el agua en el futuro. La mancha urbana creció de manera explosiva y cubrió de concreto de manera voraz la superficie de la cuenca, sin dejar espacios para que el agua siguiera infiltrándose, y ahora en vez de penetrar el suelo y almacenarse ahí, el agua que no se infiltra y que no cabe en los colectores ahora corre por las calles.

Hoy en día el gobierno cada temporal enfrenta el dilema de qué acciones tomar para solucionar el problema, por lo regular son propuestas muy costosas y difíciles de implementar, por lo que una pronta solución no se ve que venga pronto, pero una vez que pasa el temporal, no se vuelve a tocar el tema hasta el próximo temporal. Y así se repite este círculo vicioso. Sin embargo, el problema persiste, y las soluciones brillan por su ausencia.

La pregunta que surge es: ¿existen propuestas? La respuesta es sí. Estas propuestas no se limitan sólo a la construcción de megatubos que permitan el desalojo pronto de las aguas pluviales a los que tradicionalmente se recurre. Más bien éstas consisten en poder captar las aguas pluviales antes de que ingresen a los colectores que ya de por sí se encuentran saturados. Esta captación se divide en micro y macrocaptación. Desde tiempos antiguos la captación en las edificaciones era algo inherente a la vida cotidiana, pero una vez que se inventaron los sistemas centralistas de suministro las personas dejaron las microcaptaciones. La microcaptación consiste en captar el agua en las azoteas para después canalizarla a tanques superficiales o subterráneos, o también a pozos de infiltración. El uso de esta agua puede ser desde la limpieza doméstica y riego hasta el consumo humano dependiendo del sistema de purificación a implementar. En segundo lugar, existen las macrocaptaciones que consisten en la proyección de estanques a los que a través de colectores de aguas pluviales se canalice el agua para realizar dos funciones: almacenar para retardar el ingreso de las aguas pluviales a colectores que se encuentren en las partes más bajas, y para propiciar la creación de espacios abiertos para la recreación, como parques con estanques.

Para que estas acciones sean una realidad, es necesario propiciar un cambio de forma de pensar con respecto al agua en las personas. Si no cuidamos el agua y no la aprovechamos es porque no la valoramos. Para cambiar nuestra visión es necesario conocer y para conocer hay que capacitarnos si queremos ver cambios profundos en nosotros y en nuestro semejantes. Conscientes de esta realidad, estamos invitando a aquellos ciudadanos a que conozcan las formas de aprovechar el agua de lluvia, en el Primer Curso titulado “Manejo Sustentable de Agua Pluviales en Centros Urbanos” a celebrarse el próximo mes de julio. Les invitamos a que se den esta oportunidad de conocer para cambiar. Para mayor información pueden comunicarse al correo info@gleasonconsulting.com o consultar la página www.gleasonconsulting.com/aguaspluviales.html. Esperando contar con su pronta retroalimentación me despido deseando que no sea la última oportunidad para reflexionar y cambiar.

Colaboración del ingeniero José Arturo Gleason Espíndola, consultor hidráulico. Responsable de la publicación: José Fernando Estrada Godínez, encargado de comunicación social del Parlamento de Colonias de la zona metropolitana. Correo electrónico eg_fernando@hotmail.com. Además, visita nuestra página electrónica en Internet: parlamentodecoloniasgdl.org, o comunícate con nosotros al 1201 5755.

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