lunes, 29 de diciembre de 2008

Elecciones y derechos ciudadanos

Elecciones y derechos ciudadanos

JUAN ALCALÁ

Foto: Jornada de elecciones extraordinarias para munícipes en el municipio de Tuxcueca, en imagen de archivo
Lupa
Jornada de elecciones extraordinarias para munícipes en el municipio de Tuxcueca, en imagen de archivo Foto: HECTOR JESUS HERNANDEZ

Las elecciones son uno de varios derechos ciudadanos que nos ofrece la Constitución. La democracia es un valor primario que se promueve a partir de las leyes, abriendo la posibilidad de que el ciudadano se convierta en un actor que forme parte de las decisiones, y sustente su creencia al momento de elegir a sus gobernantes, a partir de las libertades que le son otorgadas.

En nuestro país, la Constitución es el marco general que brinda el mandato para que los ciudadanos y las instituciones puedan interrelacionarse de una manera equilibrada, de manera que exista la libertad de creencia, de organización y de opinión, para que, conforme a ciertas reglas, ambas partes asuman sus derechos y cumplan sus obligaciones.

Es a partir de la Carta Magna, donde nacen los principios que rigen nuestra convivencia, donde se tienen que basar las leyes específicas para establecer su papel dentro de un marco jurídico que esta muy afectado en su credibilidad, mayormente por su aplicación más que por su contenido, es decir, por el desafortunado papel que ha jugado la autoridad al no resolver de manera equilibrada muchos de los problemas que nos siguen afectando.

La impunidad que se ha creado alrededor de las instituciones ha llegado a puntos dramáticos, sobre todo en temas como seguridad y economía, donde la guerra contra el crimen y la crisis económica son los temas recurrentes en los medios de comunicación y que aportan en gran medida al descrédito de éstas.

Mucha de esta impunidad tiene origen en la corrupción que se ha permitido por muchos años en nuestro país, tanto por parte de ciudadanos como de autoridades, resultando en un círculo vicioso, el cual se ha convertido en un lastre para que los derechos ciudadanos tengan un mayor peso.

En este escenario, solamente a partir de adjudicarnos las obligaciones que nos corresponden para ser escuchados, para participar organizados y fomentar las decisiones, para votar y ser votados, así como para ejercer presión a las instituciones para que actúen con un mayor grado de valores, será la clave para romper paulatinamente con ese desfasamiento que existe entre las personas y los gobiernos.

Desafortunadamente, todavía estamos al margen de una cultura ciudadana capaz de hacerse escuchar y hacerse sentir, principalmente en estados como el nuestro, donde los grupos de poder tienen mucha más influencia sobre las decisiones, dejando de lado las necesidades reales de la sociedad.

Cabe hacer la consideración que, en sociedades como la mexicana difícilmente queda entendido el valor del hombre y su voto dentro de un entorno democrático, fundamentalmente cuando se trata de tomar una decisión de principal importancia como elegir a quienes gobernarán por un periodo de tiempo, poniendo en manos de personas muchas veces incapaces, además de las instituciones, el destino de presupuestos, de proyectos de desarrollo, de los sistemas de educación y de salud, entre otros muchos, que afectan directamente a millones de ciudadanos.

La dinámica de sobrevivencia en la que hemos estado sumergidos históricamente, es mucho más fuerte que la posibilidad de hacernos proactivos, involucrándonos en los procesos que fundamenten el futuro de nuestro propio destino.

Mientras más participación, más posibilidades existen para que, a través de las elecciones, se superen estos dilemas que parecen regresarnos a un feudalismo recargado, donde el ciudadano está reducido a sus propias preocupaciones y cualquier indicio de opinión pareciera tener menos importancia que la existencia misma.

Una elección intermedia, donde no se elige presidente de la República o gobernador, sin duda, genera menores expectativas que los procesos donde se eligen diputados y alcaldes, derivados de la importancia y el ruido que se genera alrededor de este tipo de campañas.

Sin embargo, a nivel cotidiano, es igual de importante contar con una eficiente administración municipal, ya que es la que otorga permisos para negocios, para construir, pero además, tiene en sus manos el aseo público y la seguridad en cada una de las colonias en las que vivimos, por mencionar algunas de sus obligaciones. De igual manera, los diputados son quienes aprueban las leyes a las cuales estamos sujetos en todos nuestros ámbitos, desde las que apoyan a quienes menos tienen, hasta las que determinan los impuesto que se nos cobrarán por muchas razones de nuestra vida práctica.

Las elecciones juegan un papel muy importante dentro de los derechos ciudadanos, a los cuales no debemos estar ajenos. El tomar una decisión sobre quienes serán los gobernantes es fundamental para ampliar o reducir las posibilidades de desarrollo y el futuro de nuestro entorno.

El ciudadano es una pieza fundamental del engranaje político y social de nuestro país, y principalmente del Estado, que es donde se desarrolla constantemente. En este sentido, el conocer los derechos y obligaciones, enterarse de lo que pasa y estar a la altura de los sucesos, es la clave para acceder a una sociedad más libre y con mayores posibilidades de futuro.

Las elecciones juegan un papel crucial en esto. El valor del político es el valor que le dan sus propios electores, pero son los electores quienes deben juzgar al político, y no al revés como muchas veces sucede, para medir el ejercicio del poder, y el político se pueda dar cuenta del valor que tiene el tachar o no una boleta electoral.

cicero.senator@gmail.com

http://blog.juanalcala.net

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