lunes, 22 de junio de 2009

Trinidad Padilla López, candidato del tricolor en el Distrito 8

El candidato del tricolor pidió llevar el debate electoral al terreno de la economía

Es una derecha radical la que gobierna Jalisco, afirma Trinidad Padilla López
JUAN CARLOS G. PARTIDA



la diputación federal ha sido para el Partido Acción Nacional (PAN) en los recientes 20 años. Trinidad Padilla López lo sabe y por eso optó por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), porque aunque tiene amigos en otros partidos la idea es terminar con la hegemonía de la derecha en Jalisco. Pide la alternancia para dar a la democracia una oportunidad en el aún joven sistema partidista en México, comparado con democracias que se han consolidado en otros países luego de más de cien años de ejercicio.

“A mí me interesa dar la batalla, la pelea en el buen sentido de la palabra, en un estado que está gobernado por un sector de la derecha que no es además cualquier derecha, es una derecha radical. No lo he dicho yo, lo dicen analistas que han identificado sectas al interior del PAN, como el Yunque. Más allá del debate de si es cierto que existe o no el Yunque, yo diría como decía Manuel Buendía: Si no son patos, andan muy cerca de la laguna”, dice el ex rector de la Universidad de Guadalajara.

Entrevistado en su casa de campaña, Trino también justifica la participación de estudiantes y miembros del cuerpo académico de la UdeG en su campaña. Agradece el tiempo que muchos de ellos dedican pero niega que la maquinaria del grupo Universidad que lidera desde 20 años atrás su hermano Raúl Padilla, se haya puesto en funcionamiento a su favor. Dice que los universitarios que contribuyen lo hacen a título propio y aportando sólo su tiempo y esfuerzo.

La finca, cercana al nodo Colón, fue prestada a la campaña por Leobardo Alcalá Padilla, regidor priísta en Guadalajara, y en ella un incesante grupo de personas trabaja en torno a los actos de promoción del candidato, quien contrario al runrún de su equipo habla con calma docta de buen conversador.

“Yo deploro que el partido en el gobierno haya metido en las elecciones el tema de la seguridad pública de una forma electorera, totalmente maniquea. O estás con el Presidente o estás a favor del crimen. Me parece una forma muy torpe de plantear el asunto y sobre todo para echar lodo sobre el principal partido de la oposición, dando a entender que quienes están a favor del crimen porque no están con el Presidente son justamente los militantes del PRI. ¿Por qué no plantearlo de otra manera, ya que les gusta el maniqueísmo: Estás con el Presidente o estás a favor del empleo, porque éste resultó ser el presidente del desempleo; estás a favor del Presidente o estás en contra del IVA a medicinas y alimentos”.

–La lucha al narcotráfico parece el único tema de la agenda, y se nos va de lado la crisis económica, como si no existiera.

–Ese es el verdadero tema. Para el PAN el tema que ellos quieren poner como prioritario en la agenda es en el que aparentemente más rentabilidad política pueden encontrar, por el tema de lo valiente que es el Presidente y de lo echado para adelante y de su cruzada, a veces un poquito aderezada con golpes espectaculares muy al estilo hollywoodesco. No digo que no sea importante, claro que sí, pero el tema de fondo por supuesto que es el de la economía, de los 40 millones de pobres que tenemos en este país, de la grave desigualdad social que tiende a ahondarse, de la recesión económica en que estamos, de la falta de certeza jurídica que hay en muchos aspectos de la vida pública, el retraso en la inversión en ciencia y tecnología, nuestra perdida de soberanía en algunas áreas. Parece una monomanía meter el tema de lo valiente que es el Presidente, pero me parece deplorable que lo quieran meter como el tema y de una manera además maniquea y totalmente electorera.

–¿Por qué decidió postularse por el PRI?

–¿Por qué no? Porque el PRI es un partido que tiene una plataforma legislativa que me parece muy plausible, importante, que puede ser enriquecida y vamos a tratar de aportar algunos temas para el debate interno dentro del PRI y de la Cámara, alimentado por los sectores ciudadanos que tienen mucho interés en ser escuchados en el tema de las ciudades, especialistas que tienen mucho interés en aportar su apoyo en los grandes temas del debate nacional. Me parece que el PRI es un partido que además contiene una franja ideológica de principios con los que yo concuerdo, independientemente de que en otros partidos también puede haber esas franjas, sin embargo yo decidí que para hacer una práctica política de contraste y confrontación con la derecha que gobierna este estado, una plataforma más que competitiva, es el PRI.

–¿Lo invitaron también del PRD? Y si fue así ¿por qué no optar por ese partido?

–Tengo muchos amigos en el PRD, sobre todo local. No hubo una propuesta formal, yo he venido cultivando amistad con personas de varios partidos, tengo muy buena amistad con militantes del PSD por ejemplo, incluso del PAN también. Lo que pasa es que yo desde hace varios años tuve un buen acercamiento a través de Ramiro Hernández con el PRI y de hecho participé en algunas cuestiones, aunque por mi condición de directivo alto en la UdeG preferí jugar un papel muy discreto y alejado en la práctica de las actividades proselitistas (…) No hubo una propuesta precisa por parte del PRD aunque guardo muy buena relación con algunos de sus dirigentes, tengo una gran amistad con Tonatiuh Bravo y no me siento alejado de muchas de las posiciones que algunos perredistas mantienen respecto de los asuntos públicos.

Campaña y reforma del Estado

–Su campaña, contrariamente a lo que se esperaba, no se ha notado mucho.

–Hay muchas restricciones para estar en los medios electrónicos, hemos estado lo más que hemos podido dentro de la televisión, yo voy a donde me inviten, pero lo cierto es que como resultado de la nueva ley electoral hay muchas restricciones también para el uso de los recursos tradicionales para difundir tu imagen, lo cual está bien, porque eso ha evitado la terrible contaminación visual que producían las campañas. Nosotros hemos privilegiado el contacto directo con los ciudadanos (…) A lo mejor estoy viendo lo que quiero ver pero siento que he penetrado más o menos bien con la campaña que hacemos, ya obviamente la realidad es el juez más implacable, pero siento que no estamos tan mal.

–¿Qué encuentra en ese contacto con ciudadanos, qué le dicen?

–En primer lugar el grueso de los ciudadanos no tiene muy claro las funciones de un legislador (…) Les explico por ejemplo la importancia que tiene el invertir en investigación, cómo países como Corea, Taiwán y Singapur ahora son potencias industrializadas porque invirtieron en conocimiento, en investigación científica, en infraestructura y logística, hay que explicarles este tipo de cosas a los ciudadanos.

–¿Ha encontrado también que el llamado al voto en blanco haya permeado?

–Sí ha permeado, sobre todo en segmentos con más escolaridad, muchos están seducidos por esa idea del voto anulado; hay muchos otros en sectores de bajo ingreso que están desencantados, que no saben si van a ir a votar o no, me dicen que los políticos siempre son igual. Entonces lo que estoy tratando de hacer es convencer a esa franja de indecisos, que no sabe qué hacer con su voto, convencerlos de que vale la pena darle una oportunidad a la alternancia, fortalecer un sistema de partidos y más bien al revés, redoblar la presencia de los ciudadanos en la política, porque es la única manera como las clases políticas y el sistema de partido se va corrigiendo en ese esquema de ensayo-error, con esa regla que tiene que es el principal instrumento de los ciudadanos para dar reglazos. A base de reglazos aprenden los gobiernos: “No hiciste suficientemente bien las cosas, te mando a la banca, te doy reglazo y vas para la banca y le doy ahora a tu contrincante la posibilidad”. Pero lo cierto es que no hemos pasado todavía por ese proceso que en otros países ya llevan un siglo ejercitando, la alternancia de la democracia.

–La gente está harta de partidos políticos ¿por qué tendrían que creerle a usted que además va por un partido que trae una leyenda negra detrás?

–Creo que si nuestro sistema de partidos está enfermo, lo que hay que hacer es curarlo, no matarlo. Esa es mi propuesta a los ciudadanos. No lo mates, cúralo. No le des tu voto al que falló. Si desconfías del PRI, da chance a los que tenemos algunas propuestas que hacer. Yo lo único que puedo poner en mi favor es la trayectoria que tengo. Dejé una institución pública como la UdeG, clasificada entre las cinco mejores del país, hice una revisión de todos nuestros programas académicos y los acreditamos, hice una reforma del posgrado, amplié los espacios educativos, abrimos nuevas carreras, generamos una cultura de rendición de cuentas y transparencia. Eso es lo que estoy poniendo como prueba de que tengo capacidad para comprometerme con los buenos proyectos. Me estoy comprometiendo a luchar por más presupuesto para mejorar la calidad e infraestructura de la educación pública, entiendo que los ciudadanos desconfíen y más porque a lo mejor voy por un partido sobre el que se generó toda esa leyenda negra de 70 años de ignominia, yo no la comparto, tuvieron muchos defectos pero no el de no haber generado un gran desarrollo para el país, aunque no haya sido muy democrático porque se privilegió antes la estabilidad, la paz social y el desarrollo económico que el esquema democrático. Ahora ya estamos en un nuevo esquema.

–La agenda parlamentaria del PRI en la siguiente legislatura ya lo contempla, una reforma de estado que genere nuevos mecanismos más democráticos para a terminar con el descontento ciudadano en torno a la impunidad con que se manejan los funcionarios públicos y los propios partidos. ¿Cuál es su opinión en este tema?

–Pienso que los instrumentos de democracia directa (plebiscito, referendo, iniciativa popular y revocación de mandato) tienen que tener un marco jurídico y una serie de contextos dentro de nuestro diseño constitucional para impedir que se conviertan en fuentes posibles de ingobernabilidad o de desestabilización permanente. Yo sería muy cuidadoso en la manera en que habría que impulsar estos instrumentos, pero sin duda son instrumentos que en la medida que la ciudadanía es más madura, de alta intensidad, en esa medida estos instrumentos se convierten en herramientas importantísimas para corregir los posibles yerros o excesos de la democracia representativa. No sé si con esto pudieran quedar satisfechos estos amplios sectores de ciudadanos pero creo que vale la pena intentarlo. La política y sobre todo la democrática, si por algo se caracteriza es justamente porque las certidumbres vienen una vez que pasan por la prueba de la práctica. Es evidente que hay un malestar entre los ciudadanos, un desencanto del sistema de partidos, de un gran número de ciudadanos que no se siente suficientemente representados por los partidos que están en este momento en la palestra nacional. Creo que vale la pena ensayar nuevas formas de vinculación de los ciudadanos en la formación de la representación nacional y de la constitución de los poderes públicos, y ver si con eso los ciudadanos encuentran un mayor cauce de representación o si no. Habrá que ser creativos.

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