lunes, 25 de mayo de 2009

Los decesos por hambre y desnutrición en el estado, olvidados ante la alerta sanitaria

Municipios del norte de Jaisco, los más afectados, reconocen funcionarios de la SSJ


Consultorios populares y brigadas médicas a comunidades alejadas, insuficientes, admite Gutiérrez

VIRIDIANA SAAVEDRA PONCE



En los días previos a que se anunciara en Jalisco el brote de influenza A/H1N1, en ese tiempo denominada fiebre porcina, a la entidad le preocupaban otras patologías generadas a causa de la situación precaria de miles de jaliscienses, que fueron olvidadas ante el anuncio de la epidemia que se avecinaba.

Incluso funcionarios de la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ) reconocían que en municipios del norte del estado el hambre y la desnutrición ocasionaban un alto porcentaje de muertes, por lo que era necesario regresar la mirada a Bolaños, Mezquitic, Cuautitlán de García Barragán, Santa María del Oro y Chimaltitán, que encabezaban la lista de municipios donde la necesidad de servicios básicos solicitaba la intervención inmediata de las autoridades.

En esos días, el hambre de algunos jaliscienses olvidados al norte del estado comenzaba a volverse “interesante”. La influenza humana aún se desconocía. Los medios de comunicación todavía no comenzaban el bombardeo del que desde hace un mes ha sido presa la sociedad. La realidad en esos momentos era la que vivían los jaliscienses del norte de la entidad.

Los consultorios populares de recién instalación, las brigadas médicas y las visitas a comunidades alejadas, a las que sólo se llega en avioneta, no eran suficientes, lo había reconocido el titular de la Secretaría de Salud, Alfonso Gutiérrez Carranza. Algo se tenía que hacer. Las personas no podían seguir muriendo de hambre.

Los servicios médicos deberían extenderse, según las declaraciones de algunas autoridades. La cantidad de muertes a causa de la desnutrición era desconocida, como lo es hasta ahora, pero se sabía que el número era elevado, así lo afirmaban funcionaros de la dependencia de salud.

La mortalidad infantil y la mortalidad materna era igualmente otro factor para voltear la mirada hacia los municipios rezagados, pues las autoridades habían reconocido el problema, habían aceptado que no sabían de su existencia y se habían comprometido a aminorarlo.

“Yo desconocía que la mujer indígena, cuando sale embarazada, en lugar de comer deja de comer para poder parir un bebé pequeño que no le dé trabajo, y es algo que no nos ayuda”, afirmaba Gutiérrez Carranza.

“Es difícil cumplir y llegar a cada una de las poblaciones”, era otra de sus acotaciones. El titular de Salud en la entidad decía que los consultorios populares instalados eran insuficientes, pero agregaba que, “de eso a no tener nada, creo que es mucho”.

¿Pero qué pasó después de anunciada la alerta sanitaria en todo el país?, es la interrogante de quienes esperaban, luego de muchos años, el apoyo de las autoridades. Eso también se desconoce. Nadie sabe qué seguirá. El tema de moda ahora es la influenza. La cepa A/H1N1, y la posibilidad de que existan otras cepas aún sin identificar es lo que ahora interesa. El hambre, la desnutrición y las enfermedades que siguen presentes, aun cuando son prevenibles por vacunación, han sido olvidadas.

La temporada de calor se avecina y las medidas preventivas siguen sin hacerse presentes en el estado. Las enfermedades a causa del calor están a la orden del día y no hay forma de evitarlas. La realidad no coincide con las declaraciones oficiales.

De acuerdo con el Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades (Cenavece), el dengue, que es otra de las enfermedades que atañen a Jalisco, también está presente. El número de casos de tipo hemorrágico ha incrementado en mil por ciento de un año a otro. A la misma fecha de 2008 había sólo un registro de dengue hemorrágico, ahora son 10.

Se dice que el brote está controlado, que las medidas sanitarias son suficientes, pero el problema no compete a las autoridades de Salud, según lo expresan ellas mismas. El vector que transmite el dengue supera cualquier barrera. La responsabilidad es de los ciudadanos, pues son ellos quienes pueden impedir su propagación; son ellos quienes, al evitar el acumulamiento de agua y mantener limpias sus azoteas y patios, lograrán que el brote desaparezca, y si no colaboran, no existe medida sanitaria que impida su resistencia, aseguran.

La varicela en Jalisco también está fuera de control. En la entidad se registran más casos que en la ciudad de México, cuya densidad poblacional es mayor, allá hay 10 mil 762 casos, aquí, 11 mil 684 en lo que va del año, de acuerdo con el Cenavece, que registra la escarlatina con 245 casos acumulados hasta 2009 en Jalisco, sólo por debajo del Distrito Federal y el estado de México, que tiene 657 y 449 casos, respectivamente.

Las patologías en la entidad son cada vez más comunes y diversas. Antes no se presentaban tanto, aseguran especialistas de la salud, pero los cambios de clima y el movimiento poblacional han generado su aceleración, coinciden. La influenza A/H1N1 será la enfermedad de 2009. El hambre, los decesos por desnutrición y las cifras de afectados por otros factores, superadas enormemente por las cifras de contagiados de influenza, siguen sin tomarse en cuenta, pero ahí están, y qué hacer cuando esas patologías se juntan en un solo organismo, debilitando el sistema inmunológico de las personas y generándole complicaciones severas que podrían provocar la muerte, es el cuestionamiento de la sociedad que, pese a las enfermedades, no puede parar sus actividades, pues de hacerlo corre el riesgo de alterar su condición económica.

“No es lo usual (que se junten las patologías), aunque no digo que sea imposible, pero una persona enferma generalmente cambia sus actividades y tiene menos riesgo de que se contagie de otra cosa, porque está convaleciente”, fue la respuesta de Lucía Salazar Montes, jefa de Epidemiología de la SSJ.

Y si Jalisco está preparado para atender dicha situación, luego de que los brotes se han salido de control y son cada vez más diversos en la entidad, la respuesta fue: “el estado no requiere una preparación para atender a una persona con esas circunstancias”.

Sólo queda esperar a que pase el boom de la influenza y a que las miradas regresen a las otras enfermedades, las de la pobreza, que fueron “interesantes” antes de la alerta sanitaria, y que causan más muertes en México que las que la cepa A/H1N1 ha dejado en todo el mundo.

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