jueves, 23 de julio de 2009

La ZMG, tan ruidosa como Tokio o el DF

Correo/Publico, 21 julio 2009

A los sobresaltos por la supervivencia diaria y debido al incremento de la violencia y al estrés ya cotidiano, tenemos que agregar el asalto de la desconsideración mercantil personificada en la contaminación sonora que se vuelve agente patógeno (“La ZMG, tan ruidosa como Tokio o el DF”, Público, 21 de junio 2009).

Ahora en el cabildo tapatío resurge un tipo de melindrosidad para proteger a la y el ciudadan@ común de gaseras y de otras fuentes de bulla, con el argumento de que la crisis incrementa el comercio ambulante y de que hay “sonidos tradicionales” en la ciudad (Público, 18 julio 2009). Sí, sólo que esos sonidos ahora tienen un efecto no tradicional. ¿O no leyeron bien la necesidad de una cultura del silencio como sugiere el estudio de Martha Georgina Orozco Medina? http://www.milenio.com/node/235307

Es obvio que la calidad de vida de la comunidad está por encima de cualquier interés mercantil particular y que las promociones ruidosas no son la única alternativa. Se presupone que estamos sord@s y requerimos ser tratad@s con descargas de decibeles subidas a la irracionalidad, con una permanencia enloquecedora que seguramente no resistirían quienes con pulgar de emperador romano nos condenan a más de lo mismo.

Como el regidor Caro Cabrera seguramente vive en zona confortable , probablemente no le afecta de igual manera este serio problema de salud pública.

¿Y qué reglamentarán acerca de los vecinos que constituyen en sí mismos una fuente inagotable del ruido que viven eufóricamente? ¿Mejorarán el Reglamento de policía y buen gobierno (sic) y garantizarán, además, se le de una aplicación no discrecional? ¿Por qué no atienden los reclamos ciudadanos de mejorar la calidad de vida, consultándonos?



Guadalupe López García, Víctor Manuel Caamaño.

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